Existen materiales universalmente usados durante nuestro desarrollo como sociedad organizada. La madera de los troncos y las hojas de algunos árboles que podemos tomar directo de la naturaleza. La arcilla que proviene de la tierra para fabricar vasijas y depósitos contenedores. Ciertos minerales utilizados de manera directa y otros que se purifican primero.
Dentro de estos procedimientos encontramos gran variedad de técnicas, como la fundición del cobre o el prensado de acero. Así, en el primer caso hablamos de una forma sencilla de obtención; mientras que el segundo se refiere a una sofisticada y masiva.
El acero inoxidable es uno de los iconos de la industrialización moderna. La mayor parte de la materia prima que usamos presenta problemas de corrosión, daño y desgaste por el uso y los embates del clima. Sin embargo, este posee características que le hacen fiable en ambientes extremos y para trabajos de alta demanda.
Su resistencia es tan elevada que muchas de las herramientas elaboradas con dicho material disponen de una cantidad mínima del mismo, si se compara con diversos metales o aleaciones. Esto permite construir máquinas livianas y pequeñas para sustituir modelos antiguos.
En general, las tuberías de transporte de líquidos, por ejemplo, son fabricadas con un grueso espesor de pared para hacerlas resistentes y darles larga vida. No obstante, las de acero inoxidable resultan muy finas. Ya que el material en sí absorbe en buena medida la carga de trabajo.
Hay distintos tipos de aceros inoxidables, en función de la labor que deberá realizar y también de su comportamiento en los procesos a los que es sometido. Aunque siempre podemos decir que su capacidad es realmente un logro de la invención humana. Además, tiene aplicación en todos los campos y garantiza la pureza del producto terminado; por lo que se ha convertido en un elemento de consideración en muchos aspectos de la existencia del hombre.